Tras leer 678 monjas y un científico he estado unos días digiriendo su lectura, no porque sea un libro complejo ni que tenga léxicos rebuscados ni profundas ideas que te cuesta trabajo que afloren y puedas interpretar lo que pretende transmitir el autor.
Para quien no conozca el libro, agotado aunque disponible en varias bibliotecas públicas, trata sobre la evolución intelectual de dichas religiosas, de orígenes muy distintos, con gran numero de aspectos vitales coincidentes durante gran parte de su vida y diferentes destinos, desde el anaisis de una autobiografía que escriben al ingresar en el convento y que la gran mayoría mantiene activa durante los años de estudio, y la evaluación cognitiva y psicológica de todas ellas de modo periódico anual.
El libro es un libro amable, de fácil lectura, con los justos términos científicos para nada intrincados, que describe la relación del autor con las monjas de un modo amigable, con vínculos emocionales que te hacen disfrutar y mostrando una visión del envejecimiento en un grupo de personas entregadas a los demás y con una generosidad difícil de entender en estos tiempos, con un monumental espíritu de colaboración que hace que lleguen a ceder su cerebro para estudiarlo tras su muerte con menos inconvenientes que en algunos familiares de enfermos de Alzheimer a los que se les ha pedido.
Este espíritu de entrega, el valor de aceptar una donación de la parte más humana de su organismo que podría estar en conflicto con sus propias creencias, el afrontamiento ante el envejecimiento y la pérdida de capacidades es lo que me ha hecho necesario estar unos días releyendo y disfrutando.
Para ellas, como para la mayoría de las personas, el dilema cantidad vs calidad de vida, es muy claro, su opción no es vivir muchos años, sino poder pensar, expresar y recibir emociones, poder mantener recuerdos, convivir con las personas que queremos y que nos quieren, pero muy importante, sin necesidad de depender de ellos, durante el mayor tiempo posible.
En un día como hoy, si tienes acceso a libro, leélo.